Los tratamientos contra el cáncer pueden provocar cambios en la piel y las uñas. Si bien los problemas cutáneos causados por la radioterapia y la quimioterapia suelen ser leves, pueden ser molestos y afectar la calidad de vida de los pacientes1,2. Pero ¿qué son la quimioterapia y la radioterapia? ¿Cuáles son los efectos secundarios de estos tratamientos sobre la piel? ¿Y cómo puedes cuidar tu piel para limitar su aparición?
de los pacientes de cáncer se tratan con radioterapia
de los pacientes tratados con radioterapia pueden desarrollar eritema cutáneo
Contenido
Quimioterapia es un tratamiento farmacológico cuyo objetivo es detener el crecimiento de las células cancerosas. Actúa matando estas células o impidiendo que se multipliquen3.
La quimioterapia puede administrarse por vía oral, mediante inyección o infusión, o sobre la piel, en función del protocolo elegido para el tipo y la etapa del cáncer que se esté tratando. Puede combinarse con otras terapias como la cirugía, la radioterapia o la terapia biológica.3. La quimioterapia no debe confundirse con otros tratamientos contra el cáncer, como la terapia dirigida, la terapia hormonal o la inmunoterapia4.
La quimioterapia actúa sobre el ciclo celular. De hecho, cada vez que una nueva célula se divide para formar dos células funcionales, pasa por un proceso que implica una serie de fases: el ciclo celular. La quimioterapia actúa sobre las células en distintas etapas del ciclo celular.
Las células cancerosas tienden a dividirse para formar células nuevas con mayor rapidez que las sanas, lo que las convierte en un objetivo primario de la quimioterapia. Por desgracia, los fármacos quimioterapéuticos no distinguen entre células normales y cancerosas. Por lo tanto, las células sanas resultan dañadas junto con las cancerosas, lo que provoca efectos secundarios4.
La radioterapia es un tratamiento que utiliza radiación radiactiva para destruir las células cancerosas. Actúa impidiendo que las células cancerosas se multipliquen5. Es un tratamiento locorregional del cáncer, es decir, solo actúa en una zona limitada del cuerpo6. Más de uno de cada dos pacientes tratados por cáncer recibe radioterapia en alguna etapa de su tratamiento5.
Al irradiar un tumor, es imposible no irradiar, aunque sea parcialmente, el tejido circundante y, por tanto, dañar las células no cancerosas. Esto también se aplica a la radioterapia externa, en la que la radiación atraviesa tejidos sanos como la piel7.
La quimioterapia y la radioterapia tienen muchos efectos secundarios debido a la falta de especificidad de las células diana de estos tratamientos. De hecho, se dirigen a las células sanas casi tanto como a las cancerosas.
La piel no se salva de ello, y ciertas quimioterapias pueden provocar cambios temporales en tu piel8: resequedad, decoloración, fotosensibilidad, es decir, aumento de la sensibilidad a la luz y, en particular, a los rayos solares, enrojecimiento, dolor y comezón
La quimioterapia también puede provocar que las uñas se vuelvan quebradizas o escamosas, se agrieten y las cutículas provoquen dolor1,8.
La radioterapia puede provocar resequedad y descamación de la piel (es decir, la piel se pela) en la parte del cuerpo que recibe la radiación.
Esto puede ir asociado al prurito (comezón) y al enrojecimiento de la zona.
La piel parece muy quemada por el sol, pero también puede estar hinchada o abultada1. Esto se conoce como radiodermatitis o dermatitis por radiación. Estos síntomas suelen aparecer una o dos semanas después de iniciar el tratamiento9. Se estima que el 95 % de los pacientes que reciben radioterapia desarrollarán algún tipo de radiodermatitis, incluido el eritema (enrojecimiento) o la descamación de la piel10.
La mayoría de las veces, la prevención es la mejor manera de controlar los problemas de la piel2 relacionados con la quimioterapia o la radioterapia.
Unos pasos simples y el cuidado diario de la piel minimizarán los efectos secundarios inducidos por la quimioterapia y la aparición de radiodermatitis15:
En caso de duda, es importante consultar al oncólogo o al médico de cabecera lo antes posible.
La prevención es importante para evitar trastornos cutáneos relacionados con la quimioterapia o la radioterapia2. Esto implica la nutrición e hidratación diarias de la piel, y una higiene adecuada2.
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