La dermatitis atópica, también conocida como eccema atópico, es una condición inflamatoria crónica de la piel. Pero ¿qué es el eccema atópico? ¿Cuáles son los síntomas? ¿Cuáles son las causas? ¿Cómo se distingue de otros tipos de eccema? ¿Qué se puede hacer para aliviarlo y espaciar los brotes?
de la población europea está afectada
de los niños sufren dermatitis atópica
es el riesgo de que un niño se vea afectado si ambos progenitores padecen dermatitis atópica
Contenido
El eccema atópico es una afección inflamatoria crónica de la piel (de ahí su otro nombre, dermatitis), que se desarrolla en brotes, es decir, alternando entre fases de remisión y sintomáticas2. Estas fases varían en duración.
La atopia se produce cuando existe una predisposición hereditaria a desarrollar síntomas de hipersensibilidad inmediata, como fiebre del heno, asma, etc.3.
Los estudios demostraron que entre el 50 y el 70 % de las personas con dermatitis atópica tienen un familiar de primer grado (padre, madre, hermano o hermana) que también la padece1. Además, si ambos progenitores están afectados, el riesgo de que el niño desarrolle eccema atópico aumenta hasta el 80 %4.
El eccema atópico afecta sobre todo a los niños. Suele aparecer a partir de los 3 meses de edad, por lo que se conoce como eccema infantil. Se desarrolla en brotes durante la infancia y suele desaparecer en la adolescencia. Sin embargo, puede permanecer en la edad adulta.
Las lesiones por rascado debido al eccema atópico a veces pueden infectarse con bacterias (estafilococos) o virus (herpes). Por lo tanto, es esencial consultar a un doctor si se producen cambios en el aspecto de las manchas de eccema, especialmente si van acompañadas de dolor, fiebre o un cambio en la condición general1.
Las lesiones del eccema atópico se encuentran en zonas características del cuerpo, que evolucionan con la edad5
El eccema atópico es consecuencia de una serie de disfunciones inmunológicas y cutáneas.
Una persona que sufre de eccema atópico tiene una barrera cutánea alterada que se caracteriza por una reducción de la película hidrolipídica protectora natural. Por lo tanto, la piel ya no puede cumplir su función de barrera, lo que la hace más sensible a los agresores externos. Además, las moléculas ambientales denominadas alérgenos, como el polen, el polvo, etc., pueden penetrar más fácilmente en la piel y entrar en contacto con las células inmunitarias cutáneas. Esto desencadena una respuesta inflamatoria y desadaptativa que provoca los síntomas del eccema. Esta falta de película hidrolipídica también viene acompañada de una importante resequedad de la piel1.
Además de tener la piel más permeable a los alérgenos, las personas con dermatitis atópica también segregan cantidades elevadas de anticuerpos denominados IgE o inmunoglobulina tipo E. Se trata de una respuesta específica del sistema inmunitario a la presencia de alérgenos. Este elevado nivel de IgE hace que el organismo reaccione de forma exagerada ante el alérgeno agresor1,3.
En los últimos 30 años se produjo un aumento significativo del número de casos de dermatitis atópica en los países desarrollados.
Los cambios en la alimentación infantil, en particular la disminución de la lactancia materna durante los tres primeros meses de vida y la diversificación más temprana de la dieta, pueden explicar en parte este fenómeno4.
Otra hipótesis planteada por los científicos para tratar de explicar este aumento es que el entorno más higiénico de los lactantes y niños pequeños puede reducir y retrasar la exposición de su sistema inmunitario a una gran variedad de sustancias, lo que hace que sea más sensible4. Esta denominada hipótesis de la higiene también podría ser la causa de otras manifestaciones alérgicas.
El tratamiento local del eccema atópico es sintomático, es decir, alivia síntomas como la comezón y las manchas sin hacer desaparecer la condición de forma permanente. También ayuda a reducir la aparición de nuevos brotes y, por lo tanto, a espaciarlos7.
El tratamiento lo prescribe un doctor (generalmente un médico generalista, un pediatra o un dermatólogo) tras un examen clínico y el diagnóstico de dermatitis atópica. Se basa esencialmente en la aplicación de corticoesteroides (crema o pomada de cortisona) sobre las lesiones hasta su desaparición. Se tarda, en promedio, de una a tres semanas. La potencia del corticosteroide y su dosificación deben ser determinadas por el doctor.
Si el corticosteroide falla, se puede prescribir un inmunomodulador local, es decir, un fármaco que disminuya la respuesta inmunitaria en la piel, donde se aplica el fármaco.
La fototerapia UVA y UVB también puede ser utilizada por un dermatólogo. Consiste en la exposición repetida de la piel a lámparas que emiten radiaciones UVA o UVB. En el caso de los rayos UVA, la exposición es precedida de la administración de psoraleno (a menudo por vía oral). Se trata de un compuesto fotosensibilizante que supuestamente hace que la piel sea más sensible a la radiación UV. Es eficaz a corto plazo, pero debe utilizarse con moderación.
Por último, cuando los tratamientos locales no son suficientes, pueden considerarse tratamientos sistémicos (orales o inyectables). Entre ellos se encuentran los inmunosupresores y los fármacos de bioterapia que actúan sobre el sistema inmunitario del paciente para reducir los síntomas atópicos8,9.
Por último, puede considerarse la posibilidad de investigar los alérgenos responsables, especialmente si fracasó el tratamiento local correctamente realizado.
Además del tratamiento médico del eccema atópico, es importante adoptar una rutina específica para cuidar la piel todos los días.
El eccema atópico requiere un tratamiento a largo plazo: unas medidas sencillas aplicadas a diario pueden mejorar la efectividad de los tratamientos, espaciar los brotes y mejorar la calidad de vida de los pacientes1.
Las personas con eccema atópico tienen la piel permanentemente seca en todo el cuerpo, lo que altera la función de barrera de la epidermis. El uso de cremas emolientes, es decir, humectantes, ayuda a restablecer esta función. Los emolientes deben aplicarse en todo el cuerpo, una o dos veces al día. La aplicación regular de emolientes ayuda a espaciar y minimizar los brotes, y a reducir el uso de corticosteroides.
La aplicación diaria de un emoliente ayuda a espaciar los brotes y a reducir el uso de corticosteroides. Una correcta humectación e higiene diarias actuarán en sinergia.
Nuestro experto
“Al igual que los expertos europeos, recomiendo el uso de emolientes como tratamiento secundario para prevenir los brotes de dermatitis atópica”*
*Wollenberg A. et al. European guideline (EuroGuiDerm) on atopic eczema. JEADV. Volume 36, Sep. de 2022. 1409-1431. e
menos de brotes de dermatitis atópica¹
menos de resequedad de la piel²
menos pacientes utilizaron corticosteroides¹
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